lunes, 31 de marzo de 2014

Estrenando el horario de verano.

Lunes por la mañana, empezamos la semana. Rafa marcha al trabajo, yo me quedo en la cama, aun tengo diez minutos, de esos que saben a gloria.
Suena el despertador, mmm... que pereza...... va, un minutito y arriba, que para eso me levanto con tiempo. Suena la radio, y dice el locutor: "Ocho y media de la mañana" ¡¡¡QUEEEEEEEEEE!!!! Entro en fase alarma. ¡¡¡como coño van a ser las ocho y media, que dice este tío!!! No puede ser, tiene que haber un error, no puede....¡mieeeeerda, que se me olvidó cambiar ayer la hora del despertador, que sí puede ser! Aaaaaaarg!!!!!
Pego un bote que no sé ni como no choco con el techo, esquivo como puedo los zapatos que siempre tengo por medio (¡que razón tiene mi churri cuando me dice que debería recoger más, que algún día tendré un disgusto!), consigo no caerme, salgo corriendo, ni me planteo pasar por el cuarto de baño.
8:35. Entro en la habitación de Helena como una poseída por el diablo: ¡Arriba, correeeeeeee, que se me olvidó cambiar la hora ayer y es tardísimo! ¡Que no llegas! Helena se sienta en la cama, me mira con cara de "¿pero de donde ha salido esta loca, donde está mi mamá?", pero como la pobre es más buena que el pan se levanta y sale corriendo al baño.
8:37. Le pongo la ropa en el sofá y corro a la cocina a ponerle el colacao, mientras me repito a mi misma: no llegamos, no llegamos.
8:39. Helena aparece en el comedor con cara de no entender nada. "Cariño, corre, anda vistete, te comes una madalena, vale?" "Si, mami". Esta niña vale su peso en oro. Lástima que sea peso pluma. Mientras se viste le voy dando cachitos de madalena para ganar tiempo. Me acuerdo de que es lunes, toca running, mierda, no llego, imposible. Con la mano que me queda libre de dar la madalena a Helena pillo el móvil y llamo a Africa. "nena, que hoy no corremos! ¿Pero Ana, cielo, si llueve a mares, como vamos a ir a correr? Ah, ya, es que no me sonó el despertador y no me da tiempo, ni he mirado por la ventana, hija." Me acerco a la ventana. Lluve a mares. Oigo que Africa se descojona al otro lado de la linea, normal, yo tambien me reiría, pero  no me da tiempo. "Venga, corazón, ya hablamos que no llego".
8:45. Helena ya está vestida, se toma el colacao a toda prisa. Yo rezo: por favor que no se lo tire encima, que no se manche que ya entonces si que no llegamos, por favooooooor..... Milagro: Helena consigue superar el reto de tomarse el colacao en medio minuto sin tirarse encima ni una gota.
8:46.  Corremos al baño, mientras ella se pone las bambas yo la peino. Consigo que tenga un aspecto normal, o eso creo, pero da igual, no hay tiempo. "estás muy guapa, cariño, ale, vete ya".
8:50. Se pone el abrigo, se acuerda del bocadillo del desayuno, y a mi se me enciende una bombillita: si está lloviendo, te hace falta el paraguas! Ella sale zumbando a por el paraguas, yo lo mismo a por el bocata.
8:53. Helena ya está en la puerta, lista, desayunada, peinada, con el paraguas y el bocata. Viene el ascensor. Se va.
8:55. Me siento en el sofá y me doy cuenta de que aun ni me he lavado la cara. Creo que he batido varios records esta mañana, y aun ni ha empezado. En fin, igual toca pasar por el baño y luego desayunar algo.
Ay, que bonita manera de estrenar el cambio de horario.

5 comentarios:

  1. jajajajaj casi me muero de la risa... jajajaja peso pluma mi niña... pobrita... ya puedes borrar ese comentario antes de que lo atisbe jajaja me encanto!!! <3

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  2. para que luego digan que la vida marujil es aburrida: riete tú de la serie "24"!.

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  3. que bien contado, me ha encantado la ironia, mezclada con la desesperacion.

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