martes, 27 de noviembre de 2012

Soy una profesional!

Hace diez años que vivimos en este piso, diez. Se dice pronto, eh? Como parece que no hay cosa rara que no me pase a mi, el numero que nos dio telefónica pertenecía antes a una conocida editorial. Llevamos diez años recibiendo llamadas de gente preguntando si tenemos tal o cual libro. Cada vez son menos, pero siguen. La gente es que lo de actualizar las bases de datos como que no. Algunos lo entienden, otros se enfadan. Yo, que llevo años de experiencia atendiendo a clientes por teléfono les atiendo a todos con una sonrisa. Deformación profesional. Aunque a veces me dan ganas de enviarles a algun sitio que queda feo decir........ La última la de hoy:
-¿Hola, es la editorial X?
-No, señora, es un domicilio particular
-Ah, ¿entonces no es ahí?
-No, no, se mudaron hará unos diez años y cambiaron de numero y nos lo asignaron a nosotros, no tenemos nada que ver.
-¿Y no sabes el número nuevo?
-Pues mire, lo siento pero es que como no tenemos nada que ver con ellos, pues no lo sé.
-Pues podrías saberlo. (aquí me dan ganas de enviarla a cagar, pero una es muy profesional y me aguanto)
-No, mire, es que no tengo ni idea, de verdad, es que esto es un domicilio particular, ¿sabe?
-Ya claro, pero si llevan tanto tiempo llamando, ya de paso podrías saber el número nuevo y darlo cuando te llamen, ¿no? (claaaaaro, ahora voy yo a hacerle de secretaria, ¡no te fastidia!) Aquí una parte de mi me dice: ¡nena, que no estás currando, que la puedes enviar a la porra si te apetece, no te cortes!. Pero una es muy profesional y no me sale, así que en lugar de decirle:
-Mire, es que no me interesa lo más mínimo ayudarla, que quiere que le diga, ¡que es su problema y no el mío!
Voy y pongo mi mejor sonrisa telefónica y le digo:
-Pues mire, lo siento, pero no se me ha ocurrido nunca buscarlo y no lo sé. Lamento no poder ayudarla más.
-Vale, vale, pues ya lo buscaré yo. Adiós.
Al final parece que se ha quedado conforme. Y la verdad es que no debería importarme demasiado, pero no puedo evitarlo. ¡Una, que es muy profesional!

Llueve hoy

Y llueve, y llueve. Y toda la noche lloviendo. Habrá a quien le guste la lluvia, no es mi caso. Si me puedo quedar en casa calentita y tranquila, tampoco, la verdad, pero algo es algo. Pero claro, cuando en casa hay una miniyo de diez años que tiene que ir al cole, hay que salir a la calle sí o sí. Así que venga, coge el paraguas. Ponte las botas de agua. Mamá, llevame la mochila, que pesa mucho! Bueeeeeeno, vale. ¿pesa mucho? Unas narices, lo que pasa es que con la mochila a cuestas no se puede saltar en los charcos. El camino al cole se vuelve en Miniyo saltando por los charcos como una niña pequeña (yo pensaba que con diez años sería más madura, ingenua de mi), y yo intentando esquivarlos con la mochila a cuestas para que no se le moje demasiado. Suerte que está cerca.
De vuelta del cole tengo que entrar al súper. Medito medio segundo y pienso y la opción "p'adentro que luego me dará más pereza" le gana a "me voy para casa a ver si en un rato deja de llover". Necesitar, solo necesito pechugas para rebozar hoy, pero como no sé hacer las cosas en pequeño decido que ya que estoy cogeré algunas cosas más para la semana. Acabo con tres bolsas llenas, que tengo que llevar en una sola mano porque en la otra va el paraguas. Salgo a la calle y descubro que no puedo con todo. Intento llevar dos bolsas en la mano izquierda y en la derecha el paraguas y la otra bolsa, pero el mango del paraguas y la bolsa se pelean. Intento cambiar de mano las bolsas, a ver si con la izquierda me apaño mejor. Se me cae el paraguas. Lo recojo. Se me cae una bolsa, la recojo. De otra bolsa se me cae el pan de molde. Me empiezo a parecer a Mr. Bean con rizos. Me rindo, paso, a la mierda el paraguas. Lo cierro y acabo volviendo a casa con el paraguas cerrado bajo el brazo y las bolsas repartidas como puedo. ¡Señora, no me mire así, ya sé que llueve y llevo un paraguas cerrado, pero Gene Kelly lo hizo y es un clásico! 
Al final consigo llegar a casa, mojada, agotada, ridicula, pero la compra ha sobrevivido. 
¿He dicho ya que no me gusta la lluvia?